En la cocina siempre se debe tener cuidado con la limpieza de los utensilios, ya que son los que están en contacto con nuestros alimentos. Sin embargo, a veces no nos damos cuenta de que algunos son un poco más delicados y se deben limpiar de forma diferente para asegurarnos de eliminar todas las bacterias y que se va a alargar su vida útil.
Algunos de esos artículos son las tablas de madera y de bambú. Al ser materiales más porosos, se deben cuidar un poco diferente ya que la humedad puede propiciar el crecimiento de hongos y bacterias que no queremos en nuestra cocina. Lo más básico es lavarlas, ojalá inmediatamente después de haberlas usado, con esponja, agua y jabón y secarlas al sol. Esto permite asegurarnos que se secan completamente.
Si no tenemos un espacio abierto, como un patio, se pueden poner en una ventana donde pegue el sol. Pero si esto último tampoco es posible, entonces otra opción es calentar el horno a 300 grados, apagarlo y meter las tablas por unos 15 o 20 minutos. Podemos estar revisando hasta que se sequen por completo.
Otra forma de mantenerlas en buen estado es pasarles lija cada cierto tiempo o curarlas con aceite de grado alimenticio, es decir de girasol, oliva, canola, maíz, etc. Para curarlas lo que se debe hacer es, con un paño de cocina limpio o una servilleta, cubrir la tabla con el aceite y dejar reposar. El aceite debe penetrar la madera, por lo que este paso se puede repetir dos o tres veces más. Luego se deja reposar unos 20 minutos y se lava con agua y jabón de platos.
También es recomendable que, dentro de los cuidados que tengamos con nuestras tablas, las clasifiquemos para los diferentes alimentos. Por ejemplo, tener una para frutas y vegetales, una para carne cocida, una para pollo, una para carnes crudas y otra para olores como cebolla, chile y ajo. Esto nos ayuda a evitar que se contaminen entre sí y que los sabores se mezclen.
Las tablas de picar de otros materiales, como las plásticas, se deben limpiar de la misma manera, pero no es necesario secarlas al sol.
Por último, las esponjas de lavar platos también deben cuidarse un poco diferente. Lo recomendable es cambiarlas cada dos semanas, sin embargo, también es bueno esterilizarlas con agua caliente una vez a la semana. Para esto se pueden colocar en el fregadero, echarles el agua hirviendo, colocar una olla o algo pesado encima para escurrirlas y luego dejarlas secando. No se les debe poner cloro, ya que puede dejar un olor fuerte.