Cada vez que cocinamos es importante poner atención a la forma en que mantenemos y cocinamos los alimentos para evitar posibles bacterias y que así disfrutemos de nuestras comidas sin preocupaciones. Por eso, queremos darles algunos consejos que pueden servir de apoyo para cocinar sin temor a esto, pero con cuidado.
Empecemos por aclarar que es poco probable que un alimento tenga bacterias cuando lo compramos, sin embargo hay algunos que son más propensos a tener o que crezcan rápido, por lo que su manipulación debe hacerse con cuidado. En productos empacados es mucho más fácil saber cuándo es más seguro consumirlos, ya que indican una fecha de vigencia, pero con los productos frescos como carnes (rojas, blancas, mariscos, etc.) y el huevo es más complicado saber.
La forma más fácil de asegurarse de consumirlos sin peligro es cocinarlos lo suficiente. Sabemos que aquí se pueden dar muchas discusiones porque hay personas que les gusta consumir las carnes rojas con poco cocimiento. Así que, si lo van a hacer así, la recomendación es asegurarse de hacerlo en un restaurante o carnicería de buena calidad y confiables.
Y si quieren asegurarse de que están cocinando las carnes correctamente, lo más fácil es comprar un termómetro de alimentos. Les compartimos este cuadro con las temperaturas por alimento que les puede servir de guía:
Tipo de alimento |
Temperatura |
Carnes molidas (res, cerdo, cordero) |
72° C / 160° F |
Filetes, asados y chuletas de res, cerdo y cordero |
63° C / 145° F |
Pollo, pavo y pato (enteros, en piezas o molidos) |
74° C / 165° F |
Pescado |
63° C / 145° F |
Recetas con huevo |
72° C / 160° F |
Muchas veces utilizamos huevo en recetas en las que no llegan a cocinarse, como por ejemplo cuando hacemos merengue o algún lustre a base de huevo, salsas a base de yemas, postres como mousse o relleno de pie de limón; o cuando los comemos tiernos. En estos casos lo mejor es asegurarse de que los huevos se adquirieron en un lugar confiable y que están frescos. Y si hablamos de verduras y vegetales, lo recomendable es cocinarlas en agua hirviendo para asegurarnos de que estamos eliminando cualquier peligro.
Por otro lado, el refrigerar o congelar los alimentos nos ayuda a retrasar el crecimiento de las bacterias, sin embargo, no impide que pase. Si se congelan, este proceso va a ser mucho más lento. Si quieren conocer con más detalle el tiempo de duración de cada tipo de alimento refrigerado o congelado, les recomendamos consultar la nota del blog llamada “Cómo usar la refrigeradora de manera óptima”.
Un último consejo que les queremos dar es que cuando cocinan o compran comida, lo mejor es esperar a que se enfríe antes de guardarla en la nevera, ya que si se mete caliente la temperatura de la misma sube y, mientras se vuelve a regular, puede ser que se propicie el crecimiento de algunas bacterias.